Como perdí el miedo a invertir en mí
“No hay nada que genere mas pobreza que no invertir en uno mismo”
Invertir no es cosa fácil, sobre todo cuando no tenemos el conocimiento. Todos tenemos miedo de perder nuestro dinero. Tememos que se devalúe, pero también nos preocupa en que invertirlo y es aquí donde no falta quien se pueda aprovechar de nuestra vulnerabilidad. Para ello el mejor antídoto del mundo, es invertir primero en ti. Tener conocimientos básicos de negocios y finanzas, minimizarán en gran medida el riesgo a que pierdas tu dinero.
Invertir no fue nada fácil y vaya que te lo digo yo, que me costaba mucho desprenderme de mi dinero. ¡Aclaro! No es que fuera un tacaño, sino que tenía una mentalidad de escasez.
Sucedía que nunca me alcanzaba el dinero para las cosas básicas, es decir, solo para cubrir mis necesidades elementales como es la comida, el techo y el transporte. Por mas que ahorrara, no funcionaba; por mas que me limitara en hacer gastos excesivos, tampoco dio un buen resultado.
Seguí los consejos de todo mundo, comencé a leer un libro de finanzas personales. Recuerdo que el primer libro que leí, fue “El pequeño cerdo capitalista” de Sofía Macías, pero ¿qué crees? No me funcionó. ¿A caso sería de que Sofía escribió un libro que no servía? No lo entendí en su momento y abandoné por completo todo intento de aprender finanzas; de hecho, la mala experiencia hizo que aborreciera todo lo relacionado a finanzas. Estas ya no me atraían mas.
Continuaron los años y mis problemas financieros seguían igual, a pesar de que ganaba bien. Iba al día como muchas personas mas. Sabía que algo no estaba bien, pero lo ignoraba. Bloqueaba y le daba la vuelta a este tema. No quería saber de ello. Es mas, llegué a pensar que mi situación no me hacía ni mas pobre, ni mas rico. Vaya pensamientos que tenía en aquel entonces.
Vi a mi alrededor situaciones muy similares, veía a personas que al igual que yo, nos considerábamos que no éramos ricos, pero tampoco pobres. Estábamos justo en medio y era suficiente para vivir. Me resignaba a la situación de ese momento. Aunque te confieso que a veces sentía envidia cuando veía a mis conocidos que se iban año con año a la playa para disfrutar de unas buenas vacaciones. Me gustaba la idea de viajar, incluso muchos se endrogaban. Disfrutaban de un buen fin de semana en la playa, pero el resto del año se la pasaban pagando el viaje.
Cuando veía eso, las ganas se me quitaban porque tampoco me gustaba la idea de vivir como esclavo de mis deudas hasta que la incongruencia me tomó por sorpresa, pues me embarqué con una casa de interés social. La verdad se me hizo fácil, ¿quién no podría pagar una casa en abonos chiquititos? Que ingenuo fui, después entendí por qué le decían Infiernovit jajajaja. Terminé pagando una casa casi cuatro veces de su valor original.
Fue un verdadero dolor de cabeza, porque hubo un momento en que me quedé sin trabajo y seguí el típico consejo de que hiciera un acuerdo para pagar el mínimo. Pero nuevamente mi ignorancia no me permitió ver que por ese año que pagué lo mínimo, me retrasé el equivalente a tres años. Los golpes de la vida me estaban cansando, el dinero y yo no lográbamos entendernos.
La crisis del 2008 y la pandemia del coronavirus, fueron el detonante. Ya no pude mas, me pregunté si mi situación era un castigo divino o se trataba de mi mala suerte. Había momentos en que me iba bien y otros en que me iba mal. Para ser honestos, fueron mas momentos malos que buenos.
Hice un alto en mi vida y me cuestioné todo. Ya tenía mis añitos y no contaba con un buen patrimonio. Vi que mis hijos ya estaban grandes y no tenía mucho que heredarles. Otra de las realidades con la me topé fue el hecho de imaginar que, si les dejaba algo a mis hijos, no les sería de mucha ayuda pues ellos tampoco tenían el conocimiento como para saber administrar el dinero. La historia se repetiría una vez mas. Ellos pasarían por lo mismo que yo pasé.
Hoy en día, dejarles una herencia a nuestros hijos, no es ninguna garantía, así como lo tendrán, lo perderán en poco tiempo. No estoy generalizando, pero por lo regular, así sucede cuando no se tiene educación financiera. Podemos dejar mas problemas que soluciones.
Todo eso fue un choque de realidad que me movió el tapete, no podía permitir que eso siguiera pasando y me decidí a comenzar de nuevo. Le di una oportunidad mas al dinero para intentar reconciliarnos, aunque lo cierto es que en realidad la oportunidad me la estaba dando a mi, pero yo no lo sabía. En mi subconsciente creía que todo era culpa del dinero.
Retomé la lectura con uno que otro libro económico de no mas de $100 pesos, veía videos en YouTube, leía artículos, la verdad me dolía el codo gastar en libros mas caros, y mucho menos en cursos. No obstante, vi que lo que hacía no daba resultados. Comencé hacer inversiones de mayor monto, así es que me decidí a comprar libros de entre $300 y $400 pesos!! Me sentía todo un inversionista que había dado un gran paso, pues eran de las mayores inversiones que había hecho voluntariamente jajajaja, no te burles, ya se que todos hemos gastado mucho más en otras cosas que en eso. Lo entiendo, pero en ese tiempo se me hacía dolor invertir en mi desarrollo personal. No lograba ver el gran valor que éste tiene.
Después de varios libros incluyendo el de “Piense y hágase rico” de Napoleón Hill pensando que me volvería millonario después de leerlo, pero fue grande mi decepción al ver que esto no sucedió. Me costaba aún aceptar que seguía siendo ignorante en el tema y que mi mentalidad de escasez aun prevalecía.
Por momentos dejaba el tema porque me frustraba saber que mis finanzas no mejoraban. Pero por dentro de mí, algo me decía que continuara. El primer curso de finanzas personales que compré, fue de un joven Youtuber que me costó $700 pesos; ya había logrado superar la barrera de los $500 pesos. Ya había pasado al siguiente nivel. El curso no estaba mal, pero me dejó con mas dudas que las que tenía antes de tomarlo.
Para no hacerte el cuento mas largo, te diré que continué invirtiendo en mí cada vez mas. Entendí que el mejor activo que tenemos no es una casa, sino que es nuestra mente y que toda abundancia se genera primero desde ahí. Tome cursos de finanzas de mayor monto y no solo en ese tema, sino en otros mas. Mi certificación como Project Manager Professional, me costó a mí.
Poco a poco mi mentalidad se fue transformando hasta lograr una mentalidad de abundancia. No quiero decirte que me volví rico, pero por dinero ya no me preocupo. Mis necesidades básicas están cubiertas, lo cuál me ha permitido enfocarme e invertir en mi emprendimiento y en desarrollarme cada día mas. La educación no se detiene después de obtener un título universitario o una maestría. Aprendí que la educación es continua y para siempre, uno nunca termina de aprender cosas nuevas. Tener una mentalidad de abundancia significa: no desear lo que no tienes, sino estar agradecido por lo que ya tienes. Una mentalidad de abundancia te permite ser mas consciente en tu vida, te permite ver mas opciones y entender que el dinero no es el enemigo, sino un buen aliado, una buena herramienta, que si la usas bien podrá generarte grandes beneficios para ti y los que te rodean.
Te platico mi historia porque después de haber tenido un fracaso y quedarme sin empleo y sin educación, tuve que volver a comenzar desde ceros con la vergüenza que eso me causaba y con el sueño de que mi situación mejorara. Y te puedo decir que, si es posible, entiende que no vas a perder tu dinero, ni tampoco es un gasto. Simplemente, te desprenderás de tu dinero por un tiempo pero que después cosecharás los frutos por haber invertido inteligentemente en ti.
Finalmente, quiero dar testimonio de que mi vida cambió por completo cuando comencé a invertir en mi desarrollo. Surgieron mas posibilidades, mis miedos y ansiedades disminuyeron porque ahora conozco mas cosas. Tengo claridad y visión de lo que quiero. Las circunstancias ya no me controlan mas. Hoy en día, tomé las riendas de mi vida y le di sentido. Trabajo todos los días para alcanzar las metas que me he fijado. Te invito a que hagas lo mismo, a que te des la oportunidad de descubrir un mundo lleno de posibilidades y abundancia, porque en el éxito ¡¡cabemos todos!!